Ganador del Mejor Largometraje Internacional 2020 con Mes Chers Espions, el director ruso radicado en Francia tuvo un interesante encuentro con la audiencia en el que habló sobre su documental, los secretos familiares y la situación actual de Rusia. Su visita forma parte del homenaje que FICValdivia le rinde a los ganadores de hace dos años que no pudieron venir por la pandemia.
Dentro de la sección dedicada a los Ganadores FICValdivia 2020, el pasado miércoles se proyectó Mes Chers Espions, del director ruso radicado en Francia Vladimir Léon, un documental sobre secretos familiares y búsqueda de raíces que fue concebido luego de la muerte de la madre del cineasta. Una maleta suya, llena de fotografías y escritos, funciona como guía para develar un misterio: ¿por qué ella, junto a sus padres, fueron deportados de Francia a Rusia en el año 1948? ¿En qué contexto regresó junto a sus hijos ya crecidos al país galo en 1975? Las respuestas apuntan a Lenin, la KGB y la DGSI, y estimulan un viaje de Vladimir –junto a su hermano, el también cineasta Pierre Léon– por los vestigios de la Unión Soviética.
Mes Chers Espions es una película tan política como personal que cautivó a la audiencia del festival.
“El año 2020 fue muy complicado para el cine”, recuerda el responsable de obras cinematográficas como Nissim dit Max (2004), Le brahmane du Komintern (2006) y Les anges de Port Bou (2011) tras la función en Cineplanet. “El documental se estrenó en Visions du Réel y el mismo día de la proyección se decretó la cuarentena. La directora del festival nos dijo: todo se terminó. Fue complicado. Luego, las exhibiciones en línea fueron raras porque no se podía saber realmente cómo la gente reaccionaba. El Q&A por Internet también se sentía extraño. Así que venir acá y poder mostrar el film frente a una audiencia que hizo preguntas fue un lujo. Es un momento muy feliz para mí. Es un regreso a la vida normal, a la gente, a las reacciones”.
¿Cómo el encuentro de una maleta familiar terminó siendo un documental?
Yo me he obsesionado por la historia familiar desde siempre. En la película hay archivos filmados hace diez años; incluso algunos registrados en 1989. Llevo filmando a mi familia desde hace mucho tiempo. Lo que impulsó este documental fue en verdad la muerte de mi madre. En ese momento me hice una pregunta: ¿debiera parar porque ella ya no está aquí y nunca contestó con exactitud las preguntas que le hice, o debería seguir adelante? Entonces decidí hacer algo al respecto y, al margen de eso, hablar también de la Rusa contemporánea. Era una forma de entrar al país y contar algo sobre nuestros tiempos. Conseguí fondos, productores y fuimos. Es una historia larga pero la decisión de ir a Rusia la tomamos rápidamente.
Muchas de las preguntas del público apuntaron a la guerra de Rusia en Ucrania. ¿De qué manera el documental nos ayuda a entender el conflicto?
En la película hay elementos y claves para entender el presente. Por la estructura que tiene, se combinan recuerdos del pasado con el presente. Por ejemplo, escuchamos los diarios de mi madre pero vemos escenas actuales. Entonces, de alguna manera, creo que hoy sólo se ha sumado una nueva capa. No sé cómo será el futuro pero estoy seguro de que habrá capas y capas que nos mostrarán cuánto cambian las cosas pero, al mismo tiempo, cuánto no cambian. Desafortunadamente, hay cosas que se repiten de forma muy similar a medida que el tiempo pasa.
Mes Chers Espions se proyectará nuevamente este viernes 14, a las 18:30 horas, en Cineplanet.