Hoy se cumplen 10 años del fallecimiento de Guido Mutis (05 de agosto 1934 – 10 de julio 2008), destacado académico de la Universidad Austral de Chile y director de nuestro festival desde el año 2006. Su trabajo marcó un importante hito en el desarrollo de nuestro certamen, su visión de cine de autor, el amplio conocimiento en artes, cultura y su relación intima con la cinematografía que traspasaron a través del tiempo.
En homenaje a su legado, nuestro director Raúl Camargo recuerda momentos y anécdotas junto a él, momentos que cambiaron para siempre nuestro festival.
En recuerdo de Guido Mutis
Conocí a Don Guido el 2007, mismo año en que se concretaría aquel largo sueño llamado Región de Los Ríos. También fue un año de cambios fundamentales para el Festival de Cine de Valdivia, que buscaba replantear su camino y buscar una identidad, un sello que lo distinguiese en Chile y el mundo. Guido Mutis fue elegido como Director para sentar las bases de ese nuevo camino. Él tenía todos los pergaminos para dicha labor, era un maestro querido y reconocido por sus alumnos, además de ser un melómano y cinéfilo de fuste, incluso un pionero del cine valdiviano. Su pasión por la enseñanza calaba hondo, y hasta el día de hoy son recordadas sus clases y ciclos de cine.
Conocerlo fue conocer esa pasión por la transmisión del conocimiento de manera humilde, divertida, pero siempre informada y reveladora. Comencé a trabajar con él aquel 2017 en donde organizamos en el marco del festival una muestra del cine de las nuevas olas de los 60’. Él, con la humildad que lo caracterizaba, señaló a la prensa que era su sección favorita.
La inauguración del festival de aquel año la tengo marcada a fuego, primero con Guido (no le gustaba que lo tratásemos de Don) con una máscara de pájaro que revelaba su lado lúdico, y luego realizando en plena ceremonia una clase magistral sobre Bergman y Antonioni, fallecidos aquel año. Con fuerza señalaba que Valdivia sería un festival sin farándula, sin alfombra roja, y que buscaría formar a los jóvenes en ese arte cinematográfico que él tanto amaba.
Un año después en la misma ceremonia de inauguración también tuvo lugar un homenaje a otro grande del cine que había desaparecido: lamentablemente para nosotros Guido había muerto ese año, en un día como hoy, dejándonos con una pena enorme. Aún recuerdo la llamada entre lágrimas del Javo Orostegui contándome la noticia y luego mis conversaciones con Guillermo Olivares, que trabaja en el festival hasta el día de hoy. Y recuerdo ese vacío de saber que ya no existiría otra conversación, ni aquel ciclo de cine en el que quedamos de trabajar. Sin embargo, lo que si quedó entre todos nosotros fue su influencia, ese camino que trazó y defendió y que tiene hoy al Festival de Valdivia como uno de los más reconocidos de Latinoamérica.
Hoy, a 10 años de su partida recordamos a Guido con la obvia tristeza que nos produce el que no esté fisicamente aquí, pero también con la alegría de recordar sus historias, sus anécdotas, su saber y ese humor tan especial que lo volvió único, esperando estar a la altura de su legado en un año en que celebraremos los 25 años de un festival que él dirigió por solo un año pero al cual cambió para siempre.
Hasta siempre Guido, gracias por todo.