Gala es una de las secciones más esperadas de cada versión del Festival Internacional de Cine de Valdivia, que este año -en el marco de su aniversario número 30- convoca mayoritariamente realizadores que han estado presentes en sus anteriores ediciones.
Radu Jude, Angela Schanelec y el legado póstumo de Jean-Luc Godard
El rumano Radu Jude, -de quién se exhibió Uppercase print en la edición 27° de FICValdivia y Bad luck banging or loony porn en la edición 29°- estará también presente en esta versión conmemorativa de FICValdivia con su nuevo largo Do not expect too much from the end of the world en el que reincide en esos personajes aplastados por maquinarias burocráticas y corporativas enajenantes. El filme, que acaba de estrenarse mundialmente en el Festival de Cine de Locarno, está dividido en dos partes. La primera se centra en una asistente de producción encargada de coordinar la grabación del casting para un video institucional sobre accidentes laborales en una multinacional. El segundo segmento toma a la actriz elegida para el papel, una mujer parapléjica, quien revela en el proceso de selección que el accidente que la dejó en ese estado se debió a negligencias de la propia compañía. Radu Jude enciende con esta sátira profundamente moral la relatividad de la ética corporativa, en tanto la revelación que la mujer realiza obliga a alterar el relato para adaptarlo a los intereses de la empresa.
También es un retorno a la sección Gala la cineasta alemana Angela Schanelec, cineasta de retratos psicológicos muy cuidadosos de quién ya se había exhibido I was at home, but en la edición 26° del Festival. Su nuevo largometraje, Music, es un ejercicio más complejo que el de su obra anterior, primero porque su temporalidad deviene entre los años 70, los 2000 y también en la actualidad, para dar cuenta -a partir de retazos y de una construcción persistentemente elíptica-, del itinerario existencial de un joven quien, por accidente, asesina a un desconocido en una pelea fortuita. Es complejo también porque se trata de una historia volátil y fascinante que sigue el ritmo y la cadencia de la música barroca que compone gran parte de su acompañamiento sonoro y que, evidentemente, explica también el título del filme. Music es en gran medida una experiencia emocional, una aproximación austera y pudorosa a vidas marcadas por algo que pareciera ser un itinerario predefinido por el destino.
Film annonce du film qui n’existera jamais: “Drôles de guerres”, de Jean-Luc Godard
La muerte de Jean-Luc Godard, el 13 de septiembre pasado, parece no haber detenido completamente el proceso de su obra. Film annonce du film qui n’existera jamais: “Drôles de guerres” es el último filme que alcanzó a completar y en rigor es un registro del proceso de preparación de un filme anterior –Drôles de guerres-, que finalmente nunca rodó. Lo fascinante de este rescate póstumo tiene que ver precisamente con el acto de transformar en obra un proceso frustrado e inacabado, el esbozo de una película que jamás existió y que este nuevo filme escenifica a partir de las páginas con bocetos e ideas sobre esa película embrionaria.
Un filme sobre otra película no ha sido extraño en la obra de Godard, quien realizó ejercicios similares con Petites notes à propos du film “Je vous salue, Marie” (1983), Scénario du film “Passion” (1982) y antes con Quelques remarques sur la réalisation et la production du film “Sauve qui peut (la vie)” (1979), pero lo emocionante es la posibilidad de sentir nuevamente viva la lucidez del director, su voz y sus reflexiones en torno a las imágenes y al sonido.
Retornos: Wenders y Kaurismäki
Desde el estreno de Al Otro lado de la Esperanza (2017), el finlandés Aki Kaurismäki permaneció peligrosamente inactivo. Incluso dejó entrever en más de una ocasión, junto a sus lapidarias críticas al estado del cine, que dejaba el oficio. Entretanto, en 2021 decidió abrir una sala de cine, no en Helsinki, donde solía ambientar sus películas, sino en Karkkila, un pequeño pueblo de poco más de 8 mil habitantes. Ese gesto, que se entiende también como un intento de resistencia de Kaurismäki en medio del asedio del cine estadounidense en gran parte de las salas del mundo, es ratificada con su esperado retorno a la dirección con Fallen leaves. Su nuevo largometraje narra el itinerario de dos personajes, Ansa y Holappa, y sus precarias existencias modeladas por trabajos mínimos y por su escasa capacidad para relacionarse con el entorno y es esa misma precariedad es la que los hace encontrarse e iniciar una relación. Como es habitual en su cine, el filme indaga hasta el fondo en esa precariedad para extraer desde ahí la redención de sus personajes. Su obra siempre ha estado de parte de los desposeídos y desahuciados del sistema.
En la sección Gala también se ha incluido al alemán Wim Wenders, pilar del Nuevo Cine Alemán y quizás el más estadounidense de los cineastas de su país. Wenders, quien en 1985 realizó un hermosísimo homenaje a la estética del japonés Yasujiro Ozu en Tokyo Ga, retorna a esa ciudad casi cuarenta años después para ambientar allí su nuevo largometraje.
Perfect days narra la rutina de Hirayama, un hombre que vive de la limpieza de baños y cuya vida transcurre en la rutina de los desplazamientos entre un lugar y otro, momento en el que escucha música de los años 70 y 80 en una vieja casetera, y también en su departamento, en donde se concentra leyendo clásicos. En un estilo muy cercano al de Jarmusch, que enfatiza las acciones repetitivas de su vida diaria, el filme se organiza en cuatro arcos narrativos orquestados por los encuentros que el personaje tiene en medio de su estructurada rutina, en los que se despliega lentamente la naturaleza del personaje y su silenciosa manera de agradecer por la vida que lleva.
Reencuentros con Damien Manivel, Martín Rejtman y Pedro Costa
Los dos últimos largometrajes de Damien Manivel –Les enfants d’Isadora (2019) y Magdala (2022)- han sido exhibidos en esta sección en las pasadas ediciones de FICValdivia. Ambas son, evidentemente y con estilos casi opuestos, reflexiones en torno a la danza y al cuerpo. Su nuevo filme, L’ile, se escapa también de la estilística de las dos anteriores para centrarse en Rosa, una adolescente que vive su último día de verano en una playa de Bretaña, junto a un grupo de amigos, antes de partir a Montreal en un cambio de vida aparentemente irremontable.
Esa leve frontera emocional entre su antigua existencia y su futuro inminente es el espacio dramático desde donde el director amplifica sus indagaciones entre cine y danza. En L’Ile, Damien Manivel cruza el relato con el registro de las sesiones de ensayo con sus actores, intercalando las locaciones en la playa con los espacios vacíos y estilizados en donde el mismo grupo de intérpretes ensaya. En ese fascinante desdoblamiento entre el boceto y la versión final, entre búsqueda y hallazgo, se enfatiza la naturaleza omnívora del cine en donde todo puede ser tomado, expuesto y reconvertido para dar cuenta de los inagotables recovecos de todo proceso creativo.
La extrañeza y perplejidad con que el argentino Martín Rejtman ha filmado la vida cotidiana en su país es probablemente el aspecto más reconocible de su estilo. Personajes pequeños a quienes la tragedia cotidiana parece trastocar sus existencias anónimas al punto de, paradójicamente, otorgarles un grado de heroísmo y redención.
En La práctica, su nuevo largometraje, Rejtman lleva su visión del infierno cotidiano a Santiago, a partir de la descripción de la crisis entre Gustavo y Vanesa, una pareja de profesores de yoga que ha iniciado un proceso de separación que arruina todos sus planes inmediatos.
Para Gustavo, argentino viviendo en Chile, el quiebre lo deja también sin lugar donde vivir y desde ese vértice el filme se organiza para retratar el caos que su protagonista debe enfrentar a partir de ahí. En La práctica se suceden personajes extraños y situaciones absurdas que son trazadas con el temple desdramatizado con que Rejtman aborda sus relatos y que amplifica la comicidad y espesor de su obra.
Después de la insuperable Cavalho Dineiro (FICValdivia 21°) y Vitalina Varela (FICValdivia 26°), el portugués Pedro Costa prosigue con sus indagaciones políticas en torno a la marginalidad con As filhas do fogo, cortometraje que narra la historia de tres jóvenes hermanas que han sido separadas por la erupción de un volcán en Cabo Verde. Costa construye esta historia de fracturas familiares con la colaboración de tres cantantes -Elizabeth Pinard, Alice Costa y Karyna Gomes-, en los papeles protagónicos, y utiliza material que el mismo cineasta registró para el rodaje de Casa de lava, en 1994.
Un pincement au coeur, Guillaume Brac
Guillaume Brac fue objeto de un completo foco en la edición 27° de FICValdivia. Esa experiencia se completa con la incorporación en esta sección de su reciente largometraje, Un pincement au coeur, filme que expande el ajustadísimo sentido de la observación de costumbres en donde la estación estival cumple una función dramática relevante.
En este caso es la historia de dos amigas adolescentes que, al terminar el año escolar, toman conciencian de que será la última vez que estarán juntas en tanto Linda deberá mudarse. El filme transita por caminos similares que sus anteriores Al Abordaje y Cuentos de Julio y Guillaume Brac construye su historia de aprendizajes y quiebres afectivos con su capacidad habitual de observación para registrar rasgos conductuales, además de detalles no verbales y un formidable trabajo de espontaneidad expresiva de sus dos protagonistas.
Jóvenes cineastas: Vadim Kostrov y Alice Rohrwacher
La chimera, el nuevo filme de la cineasta italiana Alice Rohrwacher, reincide en el tipo de personajes enigmáticos y entrañables como fue el caso de su exitosísima Lazzaro Felice en 2018. En su nuevo largo es Arthur, un joven melancólico que acaba de salir de prisión y regresa al pequeño pueblo en Toscana para reencontrarse con familia y amigos. Sin embargo, al llegar rehúye el encuentro con su antiguo grupo, que se dedica al tráfico de restos arqueológicos. La dirección de Rohrwacher mantiene ese tono elíptico y sorpresivo, evitando entregar demasiados datos para dosificarlos, incluso a destiempo. Pero lo que organiza el relato es la pléyade de extravagantes personajes secundarios, los intentos de Arthur por curar la enfermedad aparentemente que lo mantiene inmerso en la tristeza y sus acercamientos con una joven estudiante de canto.
Es probablemente la juventud y la prolífica actividad del cineasta ruso Vadim Kostrov lo que en principio ha generado un interés en la cinefilia internacional por su obra. Por sobre estas consideraciones, lo más relevante ha sido su capacidad visual, consignada en formatos diversos en los que, en principio, Kostrov se ha decantado por observar cierta actividad contracultural, como fue el caso de su primer trabajo, Loft-Underground (2019) y de su Trilogía Narodnaya –Narodnaya (2019), After Narodnaya (2021) y Comet (2021)– que fueron experiencias musicales de observación construidas desde las bases del documental. Esa dimensión formal contrasta con filmes como Orfeo (2020), Verano (2021) e Invierno (2021), en los que el realizador se sumerge en ritmos narrativos completamente opuestos y con una dramaturgia atenta a los gestos y las emociones mínimas. Sus filmes, de todos modos, tienen en común un acento generacional muy marcado y los gestos que el director hace para evidenciar la naturaleza del registro (o artificio, si se quiere) cinematográfico.
De la amplia obra de Kostrov, Verano fue estrenada en la sección oficial de Largometraje en la edición 28° de FICValdivia, por ello la inclusión de su nueva película, Still free, amplía y da perspectiva a la difusión de su obra.
Still free es un mediometraje que indaga, con los mismos rasgos sutiles de Orfeo, Verano e Invierno, en dos días en la relación de una joven pareja que pasa parte del verano en las cercanías del río Zeya. La emotividad de los momentos que Kostrov elige para mostrar en esos dos días se contrasta por la cierta incertidumbre ante el futuro universitario de ella y ante la posibilidad de que él ingrese al ejército.